De botox y otros cuentos
Hay muchas formas de rejuvenecer. Veamos algunas de ellas.
En primer lugar, tenemos el método Carmen Sevilla, válido sobre todo para rejuvenecer el cuello. ¡Eso es! La famosa tirita allá donde la cámara no llega, para tensar los cuellos delatores de la edad.
Después, tenemos la técnica de los sufridos famosos y pseudo-famosos con pasta. Sí, señores y señoras: el botox, que, para mi horror, ahora ya se puede comprar (con su jeringa y todo, para hacerlo más macabro) en las farmacias. Qué curioso, yo que creía que las farmacias eran lugares donde comprar medicamentos, artículos para sanar a los enfermos... Pero en realidad yo ya supe que las cosas habían cambiado el día en que, paseando por Eladio Perlado, vi una farmacia que exhibía con gran orgullo, en su escaparate, toda clase de productos adelgazantes, entre los que se encontraba... un producto basado en... (emoción) ¡la alcachofa! ¡La dieta popularizada, no ya por una dietista, sino por la hija de una cantante de copla! No sé si reírme o llorar.
Hay otras técnicas que requieren de gran pericia y precisión, casi de estudios. Es el caso del "Amasado completo de rostro con hormigón armado por las mañanas" seguido de una sesión de maquillaje tipo "Me-maquillo-como-un-sex-simbol-aunque-tengo-edad-de-ser-tatarabuela". Seguro que a todo el mundo se nos ocurre algún ejemplo de gente así. Pensad en las revistas. Yo, en concreto, me he acordado de una actriz del año tararí que obliga, cuando concede una entrevista, a cubrir el objetivo de la cámara con una media para disminuir la nitidez de la imagen. Su nombre empieza por Sa y su apellido por Mon.
Y por último, hay otro método para sentirte, por un par de horas, como si tuvieras una década menos. Pasos:
1. Comprar una entrada seis meses antes de que puedas usarla,
2. entrar al recinto con un mínimo de hora y media de antelación,
3. quedarte en las gradas, hasta que el segurata se ponga a hablar con alguien; entonces, saltas a la arena,
4. cuando el concierto empiece, intentar superar los chillidos del resto,
5. cantar tooodas las canciones que, por supuesto, te sabes de memoria, hasta perder la voz,
6. perderte el concierto porque lo estás grabando y sacando fotos (o, si eres más lista, llevar a tu sufrida pareja para que haga esta función),
7. llorar (opcional, esto cuesta más).
Y es que, lo de ser fan de un grupo es como estar enamorada: cuando ves a otros demostrándolo, entran náuseas por tanta cursilería, pero, cuando se trata de ti, todo te parece perfectamente normal.
Probablemente, los cuatros tíos del concierto se reunieron con motivos más económicos que otra cosa, pero a mí me hicieron sentir bien.
¡Gracias!
Laus
En primer lugar, tenemos el método Carmen Sevilla, válido sobre todo para rejuvenecer el cuello. ¡Eso es! La famosa tirita allá donde la cámara no llega, para tensar los cuellos delatores de la edad.
Después, tenemos la técnica de los sufridos famosos y pseudo-famosos con pasta. Sí, señores y señoras: el botox, que, para mi horror, ahora ya se puede comprar (con su jeringa y todo, para hacerlo más macabro) en las farmacias. Qué curioso, yo que creía que las farmacias eran lugares donde comprar medicamentos, artículos para sanar a los enfermos... Pero en realidad yo ya supe que las cosas habían cambiado el día en que, paseando por Eladio Perlado, vi una farmacia que exhibía con gran orgullo, en su escaparate, toda clase de productos adelgazantes, entre los que se encontraba... un producto basado en... (emoción) ¡la alcachofa! ¡La dieta popularizada, no ya por una dietista, sino por la hija de una cantante de copla! No sé si reírme o llorar.
Hay otras técnicas que requieren de gran pericia y precisión, casi de estudios. Es el caso del "Amasado completo de rostro con hormigón armado por las mañanas" seguido de una sesión de maquillaje tipo "Me-maquillo-como-un-sex-simbol-aunque-tengo-edad-de-ser-tatarabuela". Seguro que a todo el mundo se nos ocurre algún ejemplo de gente así. Pensad en las revistas. Yo, en concreto, me he acordado de una actriz del año tararí que obliga, cuando concede una entrevista, a cubrir el objetivo de la cámara con una media para disminuir la nitidez de la imagen. Su nombre empieza por Sa y su apellido por Mon.
Y por último, hay otro método para sentirte, por un par de horas, como si tuvieras una década menos. Pasos:
1. Comprar una entrada seis meses antes de que puedas usarla,
2. entrar al recinto con un mínimo de hora y media de antelación,
3. quedarte en las gradas, hasta que el segurata se ponga a hablar con alguien; entonces, saltas a la arena,
4. cuando el concierto empiece, intentar superar los chillidos del resto,
5. cantar tooodas las canciones que, por supuesto, te sabes de memoria, hasta perder la voz,
6. perderte el concierto porque lo estás grabando y sacando fotos (o, si eres más lista, llevar a tu sufrida pareja para que haga esta función),
7. llorar (opcional, esto cuesta más).
Y es que, lo de ser fan de un grupo es como estar enamorada: cuando ves a otros demostrándolo, entran náuseas por tanta cursilería, pero, cuando se trata de ti, todo te parece perfectamente normal.
Probablemente, los cuatros tíos del concierto se reunieron con motivos más económicos que otra cosa, pero a mí me hicieron sentir bien.
¡Gracias!
Laus
5 comentarios
Sandra -
Tengo ganas de veros, perracas.
La Manetti -
Una chica de 30 (casi 31) años!
Laus -
eli -
pos creo k los back street boys se han rejuntao tmb no?
Me alegro k te lo pasaras tan bien!!!!!!!!!!!
Un beso perracas!!
Maialen -
Jo, si los Backstreet Boys hicieran un concierto... es verdad que las letras nunca se olvidan, yo las recuerdo todas!! A mí me molaba AJ, pero resulta que mi mito erótico-amoroso acabó siendo un alcohólico depresivo y cada vez más calvo.
Enfin... bendita ingenuidad quinceañera...